El comportamiento del consumidor consiste en las actividades en que se ven involucradas las personas cuando eligen, compran y utilizan productos y servicios, a fin de satisfacer necesidades y deseos.
El comportamiento del consumidor es la forma en la que los consumidores deciden sobre una compra y como usan y desechan los bienes y servicios comprados.
Por lo tanto, el comportamiento del consumidor se refiere a aquellas posibles actividades y actitudes que realizan o adoptan los clientes y consumidores cuando eligen compran y usan bienes y servicios para satisfacer sus necesidades, tomando algunas decisiones.
Si tomamos en cuenta que el precio, en términos económicos, se refiere a la valoración que una persona asigna al bienestar que obtendrá por el bien o servicio que está decidido a cambiar, observaremos que la determinación misma es una variable altamente psicológica y tiene significados diferentes para cada persona.
El valor para el consumidor no solamente es un asunto de calidad. Un producto de alta calidad disponible solo a un precio alto no se considerara como un valor. Y tampoco se contemplara como valor ni servicio que se reduce exclusivamente a lo esencial, ni los artículos de baja calidad vendidos precios bajos. En cambio el consumidor valora los bienes y servicios de la calidad que esperan y que se vendan a precios que están dispuestos a pagar.
La ocupación de una persona afecta los bienes y servicios de compra. Los obreros tienden a comprar ropa de trabajo más resistente, mientras que los trabajadores de oficina compran más trajes. El mercadologo trata de identificar los grupos ocupacionales que tienen un interés por encima de lo normal en sus productos y sus servicios. (Kotler)
Una persona con un poder adquisitivo alto, tendera a realizar mayores compras impulsivas, logrando así satisfacer deseos más que necesidades. Sin embargo una persona con poder adquisitivo bajo, tendera a satisfacer con mucha mayor prioridad sus necesidades básicas antes que sus deseos.
La elección del producto depende mucho de las circunstancias económicas: parte del ingreso que se destina al gasto (estabilidad y patrón temporal), ahorros y activos (incluido el porcentaje de liquidez), deudas, capacidad de crédito, si la actitud de la persona es hacia el gasto o hacia el ahorro y otros. Quienes venden productos sensibles al ingreso, siempre están pendientes de las tendencias de los ingresos personales, el ahorro y las tasas de interés. Si los indicadores económicos sugieren una recesión, los mercadologos pueden tomar medidas para rediseñar y cambiar el precio de sus productos de modo que sigan ofreciendo valor al cliente objetivo. (Kotler)
La Ley de la Demanda Decreciente garantiza que siempre que baja el precio de un bien aumenta su consumo, y vicevers
a, al aumentar el precio disminuye la cantidad demandada.
¿cuánto disminuye el consumo al aumentar el precio? o ¿cuánto aumenta la cantidad demandada al bajar el precio de un bien?
La respuesta a esta cuestión nos la da la llamada elasticidad-precio o sensibilidad de la demanda ante cambios en los precios.
Se trata de dar un paso más en el análisis del comportamiento del consumidor, y estudiar los cambios que se producen en la disposición a comprar cuando cambian los precios en términos porcentuales. En concreto, la elasticidad mide el cambio porcentual en la cantidad demandada frente a un cambio porcentual en los precios.
La elasticidad es un número que se obtiene mediante la siguiente expresión:
El valor de la elasticidad siempre es negativo, igual que la pendiente de la función de demanda, que es decreciente: la cantidad demandada de un bien y su precio varían en sentido contrario. En la práctica, sin embargo, suele utilizarse su valor absoluto y compararlo con la unidad, de la siguiente forma:
La demanda de elasticidad unitaria significa que el porcentaje de variación del precio y de la cantidad demandada son iguales, aunque de signo contrario: si el precio aumenta (disminuye), por ejemplo, un 20%, la cantidad demandada disminuye (aumenta) un 20%.
Si la demanda es inelástica o rígida, quiere decir que el porcentaje de variación de la cantidad demandada es menor que el porcentaje de variación del precio: por ejemplo, ante un incremento en el precio del 20%, la demanda decrece un 10%. Además, cuanto más cercano a cero sea el valor absoluto de la elasticidad-precio, más insensible o inelástica es la demanda del bien en cuestión.
La demanda elástica, por su parte, indica que el porcentaje de variación de la cantidad demandada es mayor que la variación porcentual del precio: una subida del 20% en el precio da lugar a una bajada en la cantidad demandada de, por ejemplo, el 40%. Y cuanto mayor sea el valor absoluto de la elasticidad, más sensible o elástica es la demanda.
Existen dos categorías:
1.- Demanda perfectamente inelastica, correspondiente al valor cero: la variación en el precio no produce ninguna variación en la cantidad demandada, que permanece siempre constante.
Demanda perfectamente elástica, con valor igual al infinito: el precio es constante y solo varia la cantidad demandada para ese precio fijo.
- De la existencia o no de bienes sustitutivos: si los consumidores pueden comprar un bien alternativo tiene lugar al efecto sustitución, y al subir el precio del bien, pasan a comprar el sustitutivo, dando lugar a una demanda elástica. Así a mayor numero de bienes sustitutivos, mas elástica sera la demanda y viceversa. Pensemos por ejemplo en la gasolina, cuya demanda es muy rígida debido a que tiene sustitutivos: en cambio los plátanos o las peras tiene una demanda mas elástica, porque si sube el precio pueden sustituirse por otras frutas mas baratas.
- Del grado de necesidad del bien: la demanda es inelastca en los bienes de primera necesidad, como la leche o el pan, y elástica en los bienes de lujo como el oro o los yates.
- Del precio del bien en relación a la renta: aquellos bienes de bajo precio tienen demandas más rígidas que los que tienen precios elevados. Por ejemplo, somos menos sensibles a las subidas de precio del pan o de los chicles que a las de los automóviles. Por la misma razón, los consumidores con rentas más altas tienen demandas más rígidas aún en el caso de bienes de precio elevado, mientras que los más pobres tienen demandas más elásticas, son más sensibles a los incrementos de precios.
- El horizonte temporal: en general, la demanda es más inelástica a corto plazo. Cuando sube el precio de un bien no se reacciona con rapidez para sustituirlo por otro, sino que se requiere un cierto tiempo para encontrar alternativas, pasando la demanda a ser más elástica.